
En un descubrimiento revolucionario, un grupo de investigadores de la Universidad de California ha identificado cómo el sueño profundo, o NREM, podría ser clave en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas, tales como el Alzheimer y el Parkinson.
En el reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, el equipo detalla cómo el sueño profundo activa un sistema dentro del cerebro conocido como el glifático, que es responsable de eliminar los residuos tóxicos acumulados durante el día.
La doctora Sarah Thompson, líder del estudio, explica que «durante el sueño profundo, el cerebro experimenta un incremento significativo en el flujo del líquido cefalorraquídeo, lo que ayuda a eliminar péptidos amiloides y otras proteínas relacionadas con el deterioro cognitivo». Thompson añade que «potenciar el sueño NREM podría retrasar la progresión de estas devastadoras enfermedades».
Relevancia creciente: Los trastornos del sueño han sido asociados durante mucho tiempo con un mayor riesgo de enfermedades neurológicas, pero esta nueva investigación ofrece un respaldo sólido a la idea de que mejorar la calidad del sueño podría tener beneficios tangibles para la salud cognitiva a largo plazo. Ahora, el equipo está desarrollando una tecnología no invasiva que, utilizando ondas sonoras, puede inducir un sueño profundo más efectivo.
El doctor John Cambridge, experto en neurociencia en la Universidad de Stanford, quien no participó en el estudio, comenta que «esta investigación representa un avance importante. Si podemos manipular el sueño para limpiar el cerebro de desechos con mayor eficacia, podríamos tener una herramienta poderosa para ayudar en el tratamiento de trastornos neurodegenerativos».
Actualmente, los investigadores se preparan para lanzar un ensayo clínico a gran escala para verificar si este enfoque se puede aplicar de manera segura y efectiva en una población más amplia. Con el interés de empresas de biotecnología y farmacéuticas, podría no ser muy lejano el día en que esta metodología forme parte de los tratamientos estándar para enfermedades neurodegenerativas.
Este hallazgo no solo promete mejorar los métodos de tratamiento, sino que también abre un nuevo campo de investigación sobre el impacto del sueño en la salud general, invitando a reconsiderar la importancia del sueño profundo en nuestras rutinas diarias.