En un avance que promete revolucionar la salud ocular, un estudio reciente publicado por el prestigioso Journal of Photomedicine and Laser Surgery ha demostrado que la exposición controlada a ondas de luz roja podría ser clave para el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una de las principales causas de ceguera.Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge ha desarrollado una terapia no invasiva utilizando luz roja de baja intensidad, que a través de varios experimentos ha mostrado un potencial prometedor para proteger y rejuvenecer las células fotorreceptoras del ojo. Según el profesor Alistair Stewart, líder del estudio, «la luz roja puede inducir un efecto antioxidante que protege las células del daño asociado al envejecimiento».La investigación, que duró dos años y contó con la participación de 120 voluntarios, incluidos adultos mayores de 60 años con diagnóstico de DMAE, comparó los resultados de los participantes que recibieron la terapia de luz roja con un grupo de control. Los resultados revelaron que aquellos que fueron tratados con la luz experimentaron una mejoría del 33% en sus capacidades visuales tras seis semanas de terapia.»La regeneración celular inducida por la luz roja no solo detuvo la progresión de la degeneración macular, sino que también mejoró la función visual en una medida que no habíamos anticipado», afirmó la doctora Julia Wong, coautora del estudio. «Estos hallazgos pueden significar un antes y un después en cómo tratamos las enfermedades retinianas».La degeneración macular es un problema creciente, afectando a más de 200 millones de personas en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ante la falta de tratamientos efectivos y accesibles, este nuevo abordaje terapéutico ofrece una esperanza tangible.El próximo paso, según los investigadores, es ampliar el estudio a poblaciones más diversas y evaluar los efectos a largo plazo de la aplicación de luz roja para asegurar su seguridad y eficacia antes de que pueda implementarse de forma generalizada en tratamientos clínicos.Si se confirma su efectividad a gran escala, esta tecnología podría no solo ser un avance crucial para la salud ocular, sino también abrir nuevas vías para otros trastornos degenerativos relacionados con la edad. «Nuestra visión es que este tratamiento pueda ser aplicado en clínicas de oftalmología en un futuro cercano, haciendo accesible una tecnología avanzada a una franja más amplia de la población».Mientras tanto, las autoridades sanitarias y comunidades médicas observan con interés estos resultados, que ofrecen una nueva esperanza para millones de personas que hoy luchan contra la pérdida progresiva de la visión. La ciencia sigue demostrando que el camino para lograr un envejecimiento saludable pasa por aproximaciones innovadoras y valientes, como la presentada por la luz roja.